* San Pablo resume en este Himno cómo todo lo que recibimos es don de Dios Padre.
Su predestinación a ser hijos adoptivos, es a todos los hombres que libremente aceptan el Testimonio de la Verdad, hecha carne en Jesús.
No es un atropello a nuestra liberalidad, no es "Determinismo": Como Dios es Eterno, no hay paso del tiempo para Él, sino que contempla todos los tiempos en Su único tiempo. No hay antes y después sino un Eterno Hoy. Por eso, antes de que naciéramos, en su Amor ya somos.
Lo importante es descubrir, como hizo San Pablo, que a pesar de todo lo que nos enseñen y las posiciones que ocupemos (no olvidemos que el era un miembro notable del Sanedrín Judío, ciudadano romano y artesano independiente), el amor que Dios tiene por mí, es único porque cada uno de nosotros lo es.
Y que todo lo recibimos de Él, para nuestro bien, y está en nosotros ponerlo al servicio de nuestros hermanos para la Gloria del Padre de Todos.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Éfeso.
Bendito sea Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en Cristo con toda clase de bienes espirituales en el cielo, y nos ha elegido en él, antes de la creación del mundo, para que fuéramos santos e irreprochables en su presencia, por el amor. Él nos predestinó a ser sus hijos adoptivos por medio de Jesucristo, conforme al beneplácito de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, que nos dio en su Hijo muy querido. En él hemos sido redimidos por su sangre y hemos recibido el perdón de los pecados, según la riqueza de su gracia, que Dios derramó sobre nosotros, dándonos toda sabiduría y entendimiento. Él nos hizo conocer el misterio de su voluntad, conforme al designio misericordioso que estableció de antemano en Cristo, para que se cumpliera en la plenitud de los tiempos: reunir todas las cosas, las del cielo y las de la tierra, bajo una sola Cabeza, que es Cristo. En él hemos sido constituidos herederos, y destinados de antemano ?según el previo designio del que realiza todas las cosas conforme a su voluntad? a ser aquéllos que han puesto su esperanza en Cristo, para alabanza de su gloria. En él, ustedes, los que escucharon la Palabra de la verdad, la Buena Noticia de la salvación, y creyeron en ella, también han sido marcados con un sello por el Espíritu Santo prometido. Ese Espíritu es el anticipo de nuestra herencia y prepara la redención del pueblo que Dios adquirió para si, para alabanza de su gloria.
Palabra de Dios.
Bendito sea Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en Cristo con toda clase de bienes espirituales en el cielo, y nos ha elegido en él, antes de la creación del mundo, para que fuéramos santos e irreprochables en su presencia, por el amor. Él nos predestinó a ser sus hijos adoptivos por medio de Jesucristo, conforme al beneplácito de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, que nos dio en su Hijo muy querido. En él hemos sido redimidos por su sangre y hemos recibido el perdón de los pecados, según la riqueza de su gracia, que Dios derramó sobre nosotros, dándonos toda sabiduría y entendimiento. Él nos hizo conocer el misterio de su voluntad, conforme al designio misericordioso que estableció de antemano en Cristo, para que se cumpliera en la plenitud de los tiempos: reunir todas las cosas, las del cielo y las de la tierra, bajo una sola Cabeza, que es Cristo. En él hemos sido constituidos herederos, y destinados de antemano ?según el previo designio del que realiza todas las cosas conforme a su voluntad? a ser aquéllos que han puesto su esperanza en Cristo, para alabanza de su gloria. En él, ustedes, los que escucharon la Palabra de la verdad, la Buena Noticia de la salvación, y creyeron en ella, también han sido marcados con un sello por el Espíritu Santo prometido. Ese Espíritu es el anticipo de nuestra herencia y prepara la redención del pueblo que Dios adquirió para si, para alabanza de su gloria.
Palabra de Dios.
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