viernes, 10 de julio de 2009

PRIMERA LECTURA: Am 7, 12-15

* Tiempo después del reinado de Salomón, se consituyeron dos reinos: El de Israel, más rico al norte y el de Judá, más pobre al Sur.
Al separamiento de los hermanos, siguieron las legislaciones que favorecían a unos pocos y oprimían a muchos y hasta un nuevo "culto", con santuarios y profetas "del Rey"... olvidando al Verdadero Dios de Israel.
Es en estos tiempos que Dios envía a sus Profetas a anunciar aquello que todos ven, pero nadie se atreve a decir. No son los más letrados, ni los más fuertes, ni los mejores vistos por su sociedad. Pero son los que tiene el corazón puro para escuchar a Dios y tan humildes, como para prestarles sus manos, labios y pies...

Lectura de la profecía de Amós.
Amasías, el sacerdote de Betel, dijo a Amós: "Vete de aquí, vidente, refúgiate en el país de Judá, gánate allí la vida y profetiza allí. Pero no vuelvas a profetizar en Betel, porque éste es un santuario del rey, un templo del reino". Amós respondió a Amasías: "Yo no soy profeta, ni hijo de profetas, sino pastor y cultivador de sicómoros; pero el Señor me sacó de detrás del rebaño y me dijo: 'Ve a profetizar a mi pueblo Israel'".
Palabra de Dios.

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