¡Amigos: Feliz Corpus!
Esta celebración culmina la liturgia iniciada el Jueves Santo.
Nos vuelve a poner ante el Amor de Dios en su máxima expresión: Su entrega, su incondicionalidad a pesar del abandono e incomprensión de sus amigos, su elegirnos libremente día a día para cooperar en su obra, su querer quedarse entre nosotros, para siempre.
Para ello, hoy nos reunimos: para agradecer al Señor todo el bien que nos hizo y nos hace. Para renovar nuestra confianza en Él y no tener miedo de decirle “Te amo”.
Que podamos esta semana pasar a visitar un Sagrario, sólo a charlar o a saludar: no con fórmulas, sino como buenos amigos, subidos en la misma barca, guiados hacia el mismo Dios y poder decirle a Jesús: Aquí estoy.
Que podamos esta semana pasar a visitar un Sagrario, sólo a charlar o a saludar: no con fórmulas, sino como buenos amigos, subidos en la misma barca, guiados hacia el mismo Dios y poder decirle a Jesús: Aquí estoy.
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