sábado, 6 de junio de 2009

La Convocatoria del Señor

¡Amigos: Dios es Amor!
Y el amor, no puede quedar infecundo.
En este domingo celebramos la solemnidad de la Santísima Trinidad, el misterio más grande de nuestra fe. Y si a lo "secreto" lo relacionamos con lo oculto y oscuro, pensemos que misterio viene de lo "dado a conocer, pero que no comprendemos totalmente" y la luz.

Es Jesús, quien primero nos revela la naturaleza paternal de Dios y se presenta en el monte Tabor como Transfigurado a sus apóstoles más cercanos. Será Jesús también, quien en la Última Cena nos promete su Espíritu para poder seguir adelante.

No temamos leer y releer las lecturas de este domingo dispuestos a que el Espíritu de Verdad nos vaya iluminando un poco más y abriendo al misterio del Amor de Dios: Un Dios único, pero que es Comunidad y Familia.

Pero tampoco olvidemos la imagen que tan bien nos presenta nuestro padre Agustín del niño en la playa: Cuando él, estaba meditando sobre la Santísima Trinidad y quería llegar a lo profundo de la escencia Divina, tratando de entender el dinamismo inmutable de Dios, contempló un niño que lloraba en la playa al lado de un pocito que había hecho.
Se acercó y le preguntó: ¿Por qué lloras?
El niño replicó: Porque no puedo meter el mar en este pozo que hice...

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