* Jesús les propone a sus discípulos ir a la otra orilla: y en esa “aventura” de salirse de la orilla conocida, de lo seguro, de atravesar “el mar de Galilea” es que enfrentan lo desconocido y sienten miedo.
Cuando nuestra barca va sin la guía de Jesús, muchas veces podemos sentir que el viento y las olas nos sobrepasan, pero un llamado insistente y con fe, nos pondrán de vuelta en el camino indicado: Él es a quien el mar y el viento le obedecen. El es el Señor.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.
Un día, al atardecer, Jesús dijo a sus discípulos: "Crucemos a la otra orilla". Ellos, dejando a la multitud, lo llevaron en la barca, así como estaba. Había otras barcas junto a la suya. Entonces se desató un fuerte vendaval, y las olas entraban en la barca, que se iba llenando de agua. Jesús estaba en la popa, durmiendo sobre el cabezal. Lo despertaron y le dijeron: "¡Maestro! ¿No te importa que nos ahoguemos?". Despertándose, él increpó al viento y dijo al mar: "¡Silencio! ¡Cállate!". El viento se aplacó y sobrevino una gran calma. Después les dijo: "¿Por qué tienen miedo? ¿Cómo no tienen fe?". Entonces quedaron atemorizados y se decían unos a otros: "¿Quién es éste, que hasta el viento y el mar le obedecen?".
Palabra del Señor.
Cuando nuestra barca va sin la guía de Jesús, muchas veces podemos sentir que el viento y las olas nos sobrepasan, pero un llamado insistente y con fe, nos pondrán de vuelta en el camino indicado: Él es a quien el mar y el viento le obedecen. El es el Señor.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.
Un día, al atardecer, Jesús dijo a sus discípulos: "Crucemos a la otra orilla". Ellos, dejando a la multitud, lo llevaron en la barca, así como estaba. Había otras barcas junto a la suya. Entonces se desató un fuerte vendaval, y las olas entraban en la barca, que se iba llenando de agua. Jesús estaba en la popa, durmiendo sobre el cabezal. Lo despertaron y le dijeron: "¡Maestro! ¿No te importa que nos ahoguemos?". Despertándose, él increpó al viento y dijo al mar: "¡Silencio! ¡Cállate!". El viento se aplacó y sobrevino una gran calma. Después les dijo: "¿Por qué tienen miedo? ¿Cómo no tienen fe?". Entonces quedaron atemorizados y se decían unos a otros: "¿Quién es éste, que hasta el viento y el mar le obedecen?".
Palabra del Señor.
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