domingo, 31 de mayo de 2009

SALMO: Sal 103, 1. 24. 29-31. 34

* El Salmo nos recuerda que todo ha sido creado por Dios y es sustentado y renovado constantemente por Él mismo. Sin su aliento, nada somos. Y mientras somos, es justo alegrarnos en el Señor por todo lo que hace por nosotros.

R. Señor, envía tu Espíritu y renueva la faz de la tierra.

Bendice al Señor, alma mía: ¡Señor, Dios mío, qué grande eres! ¡Qué variadas son tus obras, Señor! ¡La tierra está llena de tus criaturas! R.

Si les quitas el aliento, expiran y vuelven al polvo. Si envías tu aliento, son creados, y renuevas la superficie de la tierra. R.

¡Gloria al Señor para siempre, alégrese el Señor por sus obras! Que mi canto le sea agradable, y yo me alegraré en el Señor. R.

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