* El Padre amó a su Hijo y así permanecieron uno.
El Hijo nos amó hasta el extremo, dando su vida y resucitando por nosotros, para que seamos uno con Él.
Nosotros debemos entonces amarnos de la misma manera, hasta llegar a ser un solo pueblo, una nación santa, un sacerdocio real: El Pueblo de Dios. Y esto, sólo se logra por medio del Amor, incondicional y sin prejuicios.
Porque, como diría San Agustín: “La medida del amor, es amar sin medida”
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
Durante la Última Cena, Jesús dijo a sus discípulos: "Como el Padre me amó, también yo los he amado a ustedes. Permanezcan en mi amor. Si cumplen mis mandamientos, permanecerán en mi amor, como yo cumplí los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Les he dicho esto para que mi gozo sea el de ustedes, y ese gozo sea perfecto. Éste es mi mandamiento: Ámense los unos a los otros, como yo los he amado. No hay amor más grande que dar la vida por los amigos. Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando. Ya no los llamo servidores, porque el servidor ignora lo que hace su señor; yo los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que oí de mi Padre. No son ustedes los que me eligieron a mí, sino yo el que los elegí a ustedes, y los destiné para que vayan y den fruto, y ese fruto sea duradero. Así, todo lo que pidan al Padre en mi Nombre, él se lo concederá. Lo que yo les mando es que se amen los unos a los otros".
Palabra del Señor.
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