¡Amigos, sigue la fiesta!
Y esta vez Jesús con su parábola de la Vid y los Sarmientos nos introduce en una nueva dimensión:
Uno puede pensar que en esta vida pasajera sólo hay cosas malas, o pruebas, o luchas. Verlo así, sería dejarnos seducir por la idea de un mundo sin Dios o de un Dios que disfruta con nuestro sufrimiento.
Jesús hoy nos aclara que permaneciendo en su amor daremos fruto: No será en vano nuestro esfuerzo, aunque no veamos resultados. Ni nuestras caídas serán definitivas, El Espíritu Santo nos animará para levantarnos y mejorar.
¿Nos animamos a abrirnos a su amor para vivir como El Padre quiere que vivamos?
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