* Muchas veces confundimos a nuestra fe particular con nuestra religión, con un estilo de vida, un conjunto de normas morales… hasta decimos: “El cristianismo es una filosofía de vida” si tratamos de darnos a entender a gente no creyente.
San Pablo nos recuerda que no debemos dejarnos llevar por la pura razón. Tampoco adormecerla y solo creer porque sí.
Tenemos que tener un verdadero cambio interior, un encuentro personal con Jesús y los hermanos, una vida comunitaria que irradie y refleje lo que las palabras de Jesús dicen y hacen en mí siempre.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Éfeso.
Hermanos: Les digo y les recomiendo en nombre del Señor: no procedan como los paganos, que se dejan llevar por la frivolidad de sus pensamientos. Pero no es eso lo que ustedes aprendieron de Cristo, si es que de veras oyeron predicar de él y fueron enseñados según la verdad que reside en Jesús. De él aprendieron que es preciso renunciar a la vida que llevaban, despojándose del hombre viejo, que se va corrompiendo por la seducción de la concupiscencia, para renovarse en lo más íntimo de su espíritu y revestirse del hombre nuevo, creado a imagen de Dios en la justicia y en la verdadera santidad.
Palabra de Dios.
San Pablo nos recuerda que no debemos dejarnos llevar por la pura razón. Tampoco adormecerla y solo creer porque sí.
Tenemos que tener un verdadero cambio interior, un encuentro personal con Jesús y los hermanos, una vida comunitaria que irradie y refleje lo que las palabras de Jesús dicen y hacen en mí siempre.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Éfeso.
Hermanos: Les digo y les recomiendo en nombre del Señor: no procedan como los paganos, que se dejan llevar por la frivolidad de sus pensamientos. Pero no es eso lo que ustedes aprendieron de Cristo, si es que de veras oyeron predicar de él y fueron enseñados según la verdad que reside en Jesús. De él aprendieron que es preciso renunciar a la vida que llevaban, despojándose del hombre viejo, que se va corrompiendo por la seducción de la concupiscencia, para renovarse en lo más íntimo de su espíritu y revestirse del hombre nuevo, creado a imagen de Dios en la justicia y en la verdadera santidad.
Palabra de Dios.
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