sábado, 25 de abril de 2009

SALMO: Sal 4, 2. 4. 7. 9

* El salmista expresa su confianza en el Señor. La luz de sus días se basa en saber a Dios presente en cada acto de su vida.

R. Muéstranos, Señor, la luz de tu rostro.

Respóndeme cuando te invoco, Dios, mi defensor, tú, que en la angustia me diste un desahogo: ten piedad de mí y escucha mi oración. R.

Sepan que el Señor hizo maravillas por su amigo: Él me escucha siempre que lo invoco. Hay muchos que preguntan: "¿Quién nos mostrará la felicidad, si la luz de tu rostro, Señor, se ha alejado de nosotros?". R.

Me acuesto en paz y en seguida me duermo, porque sólo tú, Señor, aseguras mi descanso. R.

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