miércoles, 8 de abril de 2009

SALMO: Sal 117, 1-2. 16-17. 22-23

R. Aleluya, aleluya, aleluya

¡Den gracias al Señor, porque es bueno, porque es eterno su amor! Que lo diga el pueblo de Israel: ¡es eterno su amor! R.


La mano del Señor es sublime, la mano del Señor hace proezas. No, no moriré: viviré para publicar lo que hizo el Señor. R.


La piedra que desecharon los constructores es ahora la piedra angular. Esto ha sido hecho por el Señor y es admirable a nuestros ojos.
R.

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